11 de agosto de 2006

Movilidad reducida

Voy procesando con mucho retraso los mensajes de las últimas semanas. Disculpas a todos los que no han recibido aún una respuesta. Llegará (espero). Mientras tanto, encuentro algunas joyas olvidadas. Hace casi ya dos semanas la sección de Madrid de El País publicaba un amplio reportaje sobre las múltiples barreras arquitectónicas que dificultaban la vida de los madrileños con movilidad reducida (gracias a Ale por el mensaje). Me parece un tema muy relevante sobre el que aún hay muy poca conciencia en España en comparación con otros países.

Ahora bien, a pesar de que la mayoría del texto se refería a personas con severas limitaciones (personas en sillas de ruedas), el subtítulo del reportaje era: "Los madrileños con movilidad reducida, uno de cada cinco, luchan por llevar una vida autónoma." Y este era el primer párrafo:
La vida es una lucha silenciosa contra escaleras, bordillos, zanjas u obras para las 55.000 personas que se mueven por la Comunidad de Madrid en silla de ruedas, según la última encuesta del INE, de 1999. No son los únicos que se enfrentan cada día con obstáculos que a veces son insalvables: las asociaciones de discapacitados calculan que uno de cada cinco madrileños (mayores, mujeres embarazadas, invidentes, enfermos...) tiene problemas de movilidad en una ciudad, Madrid, plagada de barreras arquitectónicas [negritas mías].
El propio Ale me da el comentario hecho:
¿Es posible que tengan movilidad reducida 1 de cada cinco habitantes de Madrid?... A mi 1 de cada 5 me parece una proporción muy alta si pienso en la gente que conozco y que veo/vive alrededor, pues no me sale la cuenta de que puedan ser tantos. Ni aún considerando que es que yo no les veo porque se quedan en casa (quizá por causa de esa limitación de movilidad).

Un indicio para la duda está en el mismo artículo en el que incluyen en ese número a los -textualmente- "mayores, mujeres embarazadas, invidentes, enfermos...", lo que sin más especificación es de una amplitud e imprecisión que no puede sostenerse. Suponiendo que los invidentes totales puedan ser considerados genéricamente dentro del grupo, no sería de recibo que incluyan a las embarazadas, a los mayores y a los enfermos, solo por tener esa condición.

Respecto a las embarazadas, de los casos que conozco diría que la mayoría trabajan -cuando es un trabajo fuera del propio domicilio (en éste están habitualmente "al pié del cañón" hasta el último momento)- hasta 15 días o menos antes de la fecha prevista del parto. Esta referencia que en realidad no alude a la falta de movilidad física de las interesadas sino a la conveniencia de un régimen de vida más reposado en las últimas fechas, ya llevaría a que del concepto de embarazadas debieran solo considerarse como de movilidad reducida del 5 al 6%, es decir la 18ª parte aprox. de las incluidas conceptualmente en el artículo por su condición.

Por comparación similar el solo hecho de ser "mayores" no cuadra con la categoría de movilidad reducida. Conozco personas que han superado ampliamente los 80 años y que van a pasear, hacen la compra, suben y bajan escaleras -aunque no lo hagan a la velocidad de los más jóvenes- entran y salen de los autobuses sin más condición que la de agarrase bien a las barras de apoyo, etc. También algunas efectivamente con movilidad reducida, pero las menos. Mientras que según el artículo parece que solo por el hecho de ser "mayores" (¿cual es la edad que han considerado para ese concepto?) ya cabe incluirlos, lo que evidentemente no es cierto.

Y que decir de los enfermos. No digo ya de los que puedan tener una gripe o una tos, o bronquitis o afecciones pasajeras, ni tan siquiera de muchos tipos de enfermos crónicos. No veo en cuanto puede limitar a un diabético o a un obeso o hipertenso, no tener un rebaje o rampa en la acera para cruzar el paso de peatones o para llegar hasta hasta un local o servicio público (puesto que se habla de barreras arquitectónicas).

Total, que o los números que afectan a esa proporción la documentan mejor, especialmente en lo que se refiere a cada grupo citado, o el contraste entre la lógica diaria y la magnitud del problema que describen lleva a pensar han hecho las cuentas muy superficialmente, o no las han hecho, y han tomado un valor aproximado que resulta muy exagerado.
Creo que la respuesta es simple: el número proviene de fuente interesada ("las asociaciones de discapacitados"), que como tantas veces ha hinchado el número a su conveniencia. Y el periodista no ha sabido resistirse.

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