20 de agosto de 2023

¿Tiene Madrid la mayor isla de calor del mundo?

Vengo viendo en mis redes sociales muchas referencias a un estudio que al parecer ha determinado que Madrid padece la mayor isla de calor del mundo. La isla de calor es el nombre que se le da en estudios del clima a la diferencia de temperatura entre zonas urbanas y zonas no urbanas cercanas, que tiende a darse sobre todo a la tarde o la noche, cuando superficies artificiales que han absorbido calor durante el día (cemento, asfalto, ladrillo, azulejo), emiten radiación y hacen que la temperatura del aire baje menos que en zonas con menos presencia de ese tipo de materiales (zonas con vegetación, cursos de agua, cultivos, parques...).

Pues bien, según un titular de Madridiario, Madrid tendría la mayor isla de calor del mundo. También titula así BusinessInsider. Lo mismo que dice Antena3, aunque no en el titular. Lo comenta la subdirectora de El Periódico. En las redes sociales lo difunden científicos, activistas-políticos, periodistas. Otros medios, más comedidos, se limitan a decir que Madrid tiene una isla de calor mayor que algunas otras ciudades importantes, como Londres, Nueva York, Bombay, El Cairo y Los Ángeles.

Todos se refieren al estudio titulado en inglés "Urban Heat Snapshot", en español "Instantánea Global del Calor Urbano", publicado por la consultora ARUP, especializada en temas de sostenibilidad. La referencia al "snapshot" o la "instantánea" en el título no es trivial, porque el estudio (es cortito y se puede descargar gratis en su página) no pretende ser un estudio exhaustivo de muchos lugares del mundo, y de largo plazo. Es más bien una ilustración, un ejemplo, de cómo se puede estudiar el efecto de la isla de calor urbano usando una herramienta desarrollada por ellos, UHeat, para detectar con satélites tanto la temperatura del aire como las características físicas del terreno, en toda la ciudad, ponerlos en relación y construir modelos que permitan prever cuál sería el efecto de determinadas intervenciones.

De hecho buena parte del texto se orienta a hablar de esas intervenciones, de cómo se pueden gestionar las ciudades para reducir el efecto de isla de calor. Y luego ilustran cómo funciona su herramienta UHeat para estudiar el efecto de isla de calor, en seis ciudades, en un solo día (en cada una, el más caluroso de 2022). Y sí, en la tabla correspondiente, Madrid parece que tiene los datos peores, por poco, ya que dicen que tiene un efecto de 8,5ºC, frente a los 7 de Bombay o los 5ºC de Los Ángeles o El Cairo, y los 4,5ºC de Londres o Nueva York (no se explica bien cómo se calcula, porque en la misma tabla se da la diferencia entre el punto más cálido y más fresco de las ciudades y los valores son otros: 8ºC tanto en Bombay como en Madrid, 7ºC en Londres, 6ºC en El Cairo, 5ºC en Los Ángeles y 4,5ºC en Nueva York).

En todo caso, junto a la tabla, al presentar los datos resumidos de la seis ciudades, dicen, literalmente, esto: "Our survey is not intended as a score card, but to provide a snapshot of how digital tools can be used to better understand a city’s urban heat island hot spots." Es decir: "Nuestro estudio no pretende ser una hoja de calificaciones, sino proporcionar una instantánea de cómo pueden utilizarse las herramientas digitales para entender mejor los puntos calientes de la isla de calor urbana de una ciudad".

Justo lo contrario de lo que hacen todos los que leen esa tabla como si realmente fuera una clasificación. Con ese estudio no se puede decir que Madrid tenga ni la mayor isla de calor del mundo, ni siquiera la mayor de esas seis ciudades, porque una medición de un solo día obviamente no permite, como dicen los autores, hacer una clasificación, ni era esa su intención. Pero el bulo ya está rodando, me temo que imparable, y seguro que acaba en el argumentario político. Atentos a sus pantallas.

25 de julio de 2023

Que noooo, que la participación no ha subido cuatro puuuntos

Uno tiene la inocente creencia de que hay ciertos errores que los medios dejarán de cometer, cuando se les advierte una vez tras otra de que lo están haciendo mal. No digo que en algunos campos no pase. Pero mi experiencia me dice que algunos errores muy sencillitos nunca dejan de repetirse. 

Por ejemplo, este, que he comentado ya muchas veces, incluso cuando colaboraba en la radio: cada noche electoral los medios comparan erróneamente las estadísticas de participación de los resultados provisionales, que solo incluyen a los votantes residentes en España (hayan votado presencialmente o por correo) con la participación en los resultados definitivos de la elección anterior, que incluyen los votantes "residentes ausentes" (los que votan desde fuera e España), y que es siempre más baja que la de los resultados provisionales (porque los que viven fuera votan mucho menos que los que vivimos en España).

Así, por ejemplo, en noviembre de 2019, al acabar la noche electoral, con los resultados provisonales, la participación quedó en un 69,87%, mientras que en los resultados definitivos, incluidos el censo y los votantes desde el extranjero la participación quedó en un 66,23%.

En la noche del domingo la participación en los resultados provisonales quedó en un 70,40%. La comparación correcta es con los resultados provisionales de noviembre de 2019, lo que daría un aumento del 0,53%. 

¿Y qué han contado los medios?

El País: La participación sube cuatro puntos impulsada por el voto por correo

RTVE.es: Participación en las Elecciones Generales 2023: supera el 70%, cuatro puntos más que en 2019

Abc.es: La participación se sitúa por encima del 70%, casi cuatro puntos más que en 2019

Expansión: La participación electoral en España llega al 70,18%, casi cuatro puntos más que en 2019

La Razón: Cuatro puntos más de participación que en 2019 [curiosamente a pesar de publicar un gráfico con el dato correcto, de la participación provisional, en 2019]

Y otros cuantos más, supongo. Seguro que alguno lo ha contado bien, y yo no lo he encontrado. Avísenme si lo ven, para felicitarles.

En fin, que no es tan complicado, que solo hay que mirar los propios archivos, para ver qué se publicó en la noche electoral anterior... Pues no hay manera.

24 de julio de 2023

Las reglas empíricas aguantaron bien

Ayer les mostré mis gráficos de las noches electorales desde 2004, calculando, a medida que avanza el recuento, cuánto se apartan los partidos de ámbito nacional grandes o medianos de los resultados finales.

A partir de esos gráficos sacaba algunas reglas empíricas. La más útil para una noche como la de ayer, que luego difundí en Twitter:

Los partidos del grupo de derecha tienden a obtener en torno a 16 diputados más, al final del recuento, de los que tienen al comienzo de la noche (en torno al 10% del censo). Si ese patrón se repitiera, y hoy con el 10% del voto escrutado PP+Vox tuvieran 160 diputados o más, sería seguramente un indicio de que acabarían la noche por encima de los 176 diputados que dan la mayoría absoluta. Si están muy por debajo de los 160 diputados, sería menos probable.

También puse en Twitter que por encima del 60% del escrutinio, ninguno de los bloques baja o sube ya más de 5 diputados en sus resultados finales. 

Las dos reglas se cumplieron ayer. Con el 11,3% escrutado (a las 21:09) PP y Vox sumaban 153 diputados. Como ya sabrán ustedes, acabaron con 169. Justamente 16 más. Por otro lado, a las 22:00, con el 63,4% escrutado, PP+Vox tenían 164 diputados (5 menos de los que alcanzaron) y PSOE+Sumar tenían 158 (5 más de los 153 con los que terminó la noche). 

Me alegro de haber acertado, pero evidentemente, no hay que tomarse todo esto muy a pecho. Son regularidades observadas en un número de casos muy bajo, que pueden saltar por los aires en cualquier momento.

De hecho, mucha gente me pregunta por qué hay esos patrones. La respuesta, hasta donde yo sé, como ya he contado más veces, tiene que ver con que los datos llegan a los centros de datos desde los colegios electorales en el orden en el que las mesas van acabando de contar sus votos. Por lo tanto, llegan antes los resultados de las mesas con menos votos que contar, bien porque tienen menos censados (en pueblos o núcleos de población pequeños), bien porque la participación es más baja.Y resulta que en el conjunto de España esas mesas tienen un porcentaje de voto más alto para los partidos de izquierda. Por lo tanto, a primera hora, hay un sesgo favorable a la izquierda que va desapareciendo a lo largo de la noche. Pero esos patrones de comportamiento no tienen por qué ser estables. De hecho ayer yo temía que precisamente por lo anómalo de la convocatoria en julio, con tanto voto por correo, gente de vacaciones... los patrones que explican el sesgo izquierdista de las primeras mesas contadas pudieran verse alterados y podría no cumplirse la regla del 10% + 16 para saber los escaños de derecha. Por el contrario, funcionó de perlas, y los gráficos son bastante parecidos a los de otras noches. Aquí abajo se los dejo. Esperemos no tener que volver a mirarlos en diciembre.