Algo de esto debe haber en la credulidad, para mí espectacular, con la que el mundillo universitario español (lo de la "comunidad universitaria" es un término políticamente correcto que me niego a utilizar) se ha tragado el cuento de que la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (el llamado "proceso de Bolonia") nos obliga a reducir el número de carreras, para "armonizarnos" con Europa. Es un cuento cuyo origen no puedo precisar, pero que lleva años rondando por las altas jerarquías académicas españolas, tanto con el PP como con el PSOE, sin que tenga el menor fundamento. Y sin embargo, rectores, decanos, profesores, políticos, sindicalistas y tutti quanti se lo han tragado sin rechistar. Y por supuesto, la prensa toda, como en el artículo de portada de El País(€) del viernes pasado, y decenas de ellos en los últimos años.
Es una prueba más de la fuerza del mito de "Uropa" en España. La misma universidad española que se levantaba en masa contra el proyecto de ley del gobierno del PP (que, a fin de cuentas, había sido elegido y tenía mayoría absoluta), se somete a los (supuestos) mandatos de "Bolonia", aunque a más de uno le parezcan disparatados, sólo porque, como viene de "Uropa", creen que nada se puede hacer ante ellos.
Lo más divertido es que no vienen de Europa. Por dos razones. Primero, el proceso de Bolonia no tiene ninguna fuerza legal. No hay directivas, ni tratados internacionales, ni nada. La declaración de Bolonia es un acuerdo informal de ministros de educación (en nuestro caso, lo firmó un secretario de estado) al que se han ido adhiriendo países, que sólo les "obliga" en la medida en la que ellos mismos lo vayan determinando, y hasta donde, con su buen juicio les parezca oportuno.
Segundo, y más importante. La interpretación que se ha hecho en España del acuerdo es en muchos aspectos contraria a la que se hace en otros países, y en mi modesta opinión, opuesta a sus propios principios. Me podría pasar muchas horas escribiendo sobre esto, pero me concentraré (por hoy) en el punto de la reducción de las carreras, de 140 a 77, según la última propuesta que anda circulando, por lo que parece, según la noticia arriba citada. Eso, simple y llanamente, no es un mandato de Bolonia, como se puede demostrar por dos vías. Por la lógica y por al empírica.
La lógica: si Bolonia obligara a reducir y armonizar los títulos, para que supuestamente fueran similares u homogéneos ¿no debería esto hacerse coordinadamente entre todos los países participantes? Pero no es así como se está haciendo aquí: la propuesta de reducción de títulos que se está discutiendo ahora es un proceso solamente español. ¿Cuál será el siguiente paso? ¿Proponer a todos los europeos que adopten nuestra lista de 77 carreras? ¿O quizá, dentro de 2 ó 3 años, hacer una segunda ronda de armonización, esta vez sí europea, de modo que las carreras en España cambien dos veces en un lustro? Es absurdo.
Pero además es que en otros países simple y llanamente no están haciendo, ni tienen intención de hacer, tal reducción de carreras. Así, en la página web de la HRK alemana (más o menos, el equivalente a nuestro consejo de universidades) puede visitarse su lista de títulos, con una enorme diversidad de ellos, incluso entre los adaptados al proceso de Bolonia (que "impone" una estructura de dos ciclos, con un título inicial que debe tener reconocimiento como estudios terminados, idealmente suficientes para incorporarse al mercado laboral). Por ejemplo, en mi área, existen programas de Bachelor (el título corto de 3 ó 4 años), ya adaptados por tanto, en Social Education, Social Management, Social Studies, Social Sciencies, Social Work, Sociology...
En Francia, la patria del racionalismo y la uniformidad, su informe recién presentado (enero de 2005) sobre la aplicación del principio de Bolonia dice nada menos que esto (perdonen la cita larga, pero la cosa lo merece):
Historically, the French system is based on the ‘habilitation’ concept, which means the ex-ante licence given by the State to allow autonomous institutions to award degrees with a State-guaranteed value.Más abajo añade:
This notion of ‘national degree’ makes a consensus in France. It was therefore pointless to give it up. But, the Bologna process and so the L-M-D process (‘licence – master – doctorat’) allowed an important evolution of the French conception about ‘habilitation’. What mattered first was to reconcile ‘institutional autonomy’ with ‘State habilitation’ in a modern way.
From now on, in the L-M-D scheme, institutions’ proposals are freed from any constraint : there isn’t any degree definition at the national level anymore, which means a definition set as a norm (contents, duration ...).
Regulation is exclusively done by evaluation.
....
Evaluation in France is considered an assessment of the quality of the study programmes content : quality of study programmes in relation to objectives looked for, quality of training teams, quality of the student integration into the labour market, etc ...
...
Therefore, in the framework of a regular evaluation, institutions design their plans for study programmes or degrees which may :
* either belong to an already agreed on experience with results to be presented,
* or be based on new projects which must be justified both on the grounds of their own interests and of the institutional capacity to implement them.
...
On the basis of the national evaluation, the State makes the ‘habilitation’ decisions for a maximum period according to the regularity of the assessments to be done. This period may be shorter though if it seems necessary to implement recommendations from evaluations quickly.
As we saw, all the higher education institutions are already or will be soon involved in the LM-D process. But while ‘grandes écoles’ are mainly concerned with the new Master degree, even the Doctorate when their research strengths are enough, universities for their parts are the only ones to award degrees at the three levels L-M-D. Which, with each ‘national curriculum framework’ given up, led them to think over again, freely and utterly, their own offer of training courses and learning paths to be provided to students. In that sense, the Bologna Process did strengthen the higher education institutions’ autonomy and capacity foraction.O sea, que de lista nacional de títulos, con contenidos similares, rien du tout. Y más, sobre las cosas a las que Bolonia nos "obliga":
For the first time, a higher education reform was not ‘forced’ on institutions but only ‘proposed’ to them, since institutions are allowed to keep the previous system. This original method obtained results beyond any hope,creating within the French higher education an unprecedented taste for the European process.En fin, la página oficial del proceso de Bolonia contiene los informes nacionales de todos los países, donde pueden ustedes indagar a sus anchas. Pero creo que los dos ejemplos que ya he presentado son suficientes para probar que el proceso de Bolonia como tal no obliga a reducir la lista de títulos, como las dos últimas administraciones educativas españolas han hecho creer, por motivos que se me escapan, a la prensa (eso no sorprende) y a todo el mundillo universitario (esto sorprende un poco más).
Y así, parece que el gobierno, el consejo de universidades, y no sé cuántas instituciones más, van a aprobar en breve una lista reducida de títulos, cuyos contenidos luego se especificarán y detallarán en el BOE, convirtiéndonos en más jacobinos que Francia. Todo esto, se supone, para hacer la universidad más flexible, dinámica, adaptada a las condiciones de cambio rápido de la sociedad del conocimiento, y todas esas cosas. Puffff.
Comentarios hasta el 27-12-09
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