La ministra decía también que "el cine 'va mejor porque las películas son mejores y porque las medidas tomadas durante los casi dos años de legislatura empiezan a dar sus frutos'." E insistía: "Los datos se sustentan en el éxito de numerosos y variados títulos, y en el esfuerzo de las acciones del ministerio para potenciar el sector cinematográfico".
Sería un ejemplo perfecto para la serie de Wonka sobre "Así no se hace la evaluación de políticas públicas" (I, II y III). Primero, porque atribuir a su gobierno el éxito relativo de las películas españolas estrenadas en 2005, la mayoría concebidas y producidas y algunas quizá hasta empezadas a rodar antes de que la ministra lo fuera, es una osadía. Segundo, y más importante, porque la propia afirmación de que el cine "va mejor" es una manipulación o una malinterpretación de los datos.
Y aquí ya el pecador no es sólo la ministra, sino también El País:
La ministra, acompañada por el director general del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA), Fernando Lara, hizo públicos unos datos que parecen reflejar el fin de la crisis que arrastraba el cine español.En muy parecidos términos se abría la noticia de El Correo:
Según las nuevas cifras, el cine español ha terminado 2005 con una cuota de mercado del 16,74%, lo que representa un crecimiento de casi 3,5 puntos con respecto a 2004. Esta cuota de mercado es la segunda mejor de los últimos 15 años, después de 2001, año en que se superó el 17%. [negritas mías]
Al cine español le fue bien en 2005 porque registró la segunda mejor cuota de mercado de los últimos quince años, 16,7%, lo que se traduce en 3,5 puntos más que en 2004.Todas las cifras son ciertas. Pero la interpretación es errónea. La ministra y los periodicos son víctimas de un error muy típico al analizar series temporales, que es no distinguir la tendencia de la oscilación en torno a la misma. Es decir, todo fenómeno social que va evolucionando en el tiempo en un sentido ascendente o descendente (cada vez más de esto, cada vez menos de aquello) experimenta también ciertas variaciones de corto plazo, más o menos erráticas, que hacen que parezca que la tendencia se frene, o se acelere, cuando en realidad son simples oscilaciones en torno a la tendencia.
Por eso, cuando uno mira la variación del último periodo de cualquier fenómeno, no puede tomarla sin más como indicativa de una tendencia. Lo que tiene que hacer es mirar la serie de varios periodos, para ver si lo que ha pasado recientemente es un cambio, una aceleración, un freno, o si puede ser una oscilación en torno a la tendencia reciente.
Veamos los datos de taquilla del cine español. Con los Anuarios de El País (que digo yo que estarán a disposición del periodista de la casa) y la página del Ministerio de Cultura, me he compuesto un gráfico sobre la evolución de la cuota de taquilla del cine español en los últimos 40 años, calculada sobre el número de entradas vendidas (tiempo estimado de elaboración: media hora-tres cuartos).
Hay que señalar dos advertencias importantes. Según dicen los expertos, los datos de taquilla no son muy de fiar hasta mediados de los ochenta, así que todo lo anterior ha de ser tomado con cierta cautela. Y en segundo lugar, a partir al menos de 1999, se incluyen como películas españolas algunas con parte del capital español, pero que serían consideradas normalmente como extranjeras (por ejemplo en 1999 La Novena Puerta, en 2005 El Reino de los Cielos). Con estas cautelas, este es el gráfico resultante (click para ampliar):
Con las precauciones mencionadas, parecería que la caída en picado de la cuota de taquilla del cine español, que comenzó en los setenta, tuvo un leve freno a primeros de los ochenta, y continuó hasta mediados de los noventa, cuando llegó al valor mínimo del 7,6% en el año 94. A partir de entonces comenzó a remontar levemente, y con oscilaciones, ha ido mejorando progresivamente. No puede uno evitar sonreir al ver esta gráfica y pensar en todas las maravillas que la gente del cine suele decir sobre el apoyo al cine español por parte del gobierno de Felipe González, los grandes avances del decreto de Pilar Miró y sobre el abandono y la inquina del gobierno de Aznar.
Pero a lo que íbamos: 2005 es ciertamente el segundo mejor dato de los últimos quince años, pero no es, desde luego, como decía El País, "el fin de la crisis que arrastraba el cine español". A menos que uno piense que el cine entra y sale de la crisis cada año, según la errática oscilación en torno a la tendencia que toque en cada momento.
Una manera sencilla de ver las tendencias "suavizando" las oscilaciones anuales es hacer lo que se llama en estadística una "media móvil" que consiste simplemente en sustituir en el gráfica el dato de cada año por la media entre ese dato y el del año anterior y posterior. Eso es lo que he hecho en esta gráfica (para 2005 hago sólo la media con el año anterior, ya que no es posible conocer el dato del año siguiente):
Esta curva suavizada muestra de nuevo que la mejoría de la cuota de taquilla del cine español viene de hace una década, y que el dato de 2005 no se aparta lo suficiente de la tendencia como para ver en él nada más que la continuación de una tendencia, acompañada de la oscilación irregular e imprevisible que se da cada año.
Las informaciones correctas, a pesar de todo el bla, bla, bla de la ministra, deberían haber subrayado la continuidad, no el supuesto y probablemente falso cambio de tendencia. Pero para eso haría falta medios de comunicación que fueran algo más que reproductores de notas y ruedas de prensa.
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