a) La gente que usan Internet son un grupo especial, no representativo de la población;
b) Los que están viendo una página concreta son a su vez un subgrupo específico, no representativo ni siquiera de los usuarios de Internet;
c) Los que ven en una página que hay una encuesta sobre un tema y se molestan en contestar son de nuevo un subgrupo de un subgrupo: gente que tiene suficiente interés por el tema para pasar unos segundos respondiendo y curioseando sobre el resultado.
Por todas esas razones, las respuestas a encuestas colocadas en páginas web, a las que la gente responde voluntariamente no sirven para casi nada más que como puro entretenimiento. Como mucho, pueden dar una idea aproximada de lo que piensan los lectores de esa página web.
Pues bien, el domingo 16 de mayo El País nos deleitó con un reportaje de una página completa sobre "Parejas de la era Internet" (de pago), que tenía el subtítulo "Un 17% de los internautas españoles ha tenido relaciones con personas que conocieron en la Red". Ante lo ambiguo de la expresión "tener relaciones", si seguía uno leyendo, se encontraba con la siguiente frase, que en parte aclara, pero en parte contradice la anterior: "Casi un 17% de los internautas españoles tiene una pareja a la que conoció por Internet, según un estudio de ya.com."
No hace falta leer más para saber que algo (mucho) va mal.
Para empezar el subtítulo y la primera frase de la noticia dicen cosas muy distintas. No es lo mismo "haber tenido [en algún momento, quizá una vez] relaciones con" personas conocidas en Internet, que "tener [en presente] una pareja" a la que se conoció por Internet. O una cosa o la otra. La primera, según como se definan "relaciones" puede ser algo más creíble, pero la segunda suena simplemente imposible.
Sentido común: la capacidad de pensar uno por su cuenta, y a partir de la experiencia propia, combinada con un poco de imaginación razonable sobre las partes de la sociedad que uno no conoce directamente llegar a la conclusión de "esto puede ser verosímil", "esto no lo es". Algo que el público lector debería tener, pero sobre todo algo que deberían tener los periodistas.
Apliquémoslo al caso: haga una pequeña lista mental de todas las personas que conoce y que sean usuarios de Internet (piense en todas las personas de su agenda de direcciones). ¿Cuántas de esas personas tienen una pareja a la que hayan conocido por Internet? ¿Cuántas de esas personas han podido "tener relaciones" con personas conocidas a través de Internet? ¿Una de cada seis?
Naturalmente, forma parte del sentido común reconocer que el mundo no se reduce a nuestro entorno inmediato: los usuarios de Internet son más jóvenes, por tanto muchos de ellos sin relaciones estables, quizá menos conservadores que la media de la sociedad española, aficionados al chat... También habrá gente sóla que en cierto modo se convierte en Internauta precisamente como un medio adicional para conocer gente... Muy bien, pero, ¿hasta hacer llegar la estadística del total de los internautas a uno de cada seis?
En fin, que no puede ser.
¿Y de dónde vienen los datos? ¿Es posible que El País haya caído en la trampa tonta de reproducir datos de encuestas en páginas web? La referencia a un estudio proveniente de ya.como hacía temer lo peor. Pero no es del todo así. El estudio "Las relaciones personales a traves de Internet" es un intento "serio" de estudiar a los usuarios de Internet, para lo que se ha intentado crear una muestra representativa de todos los usuarios de Internet, y se ha enviado a esa muestra un email con el cuestionario, obteniéndose una tasa de respuesta relativamente alta del 66%. Y en el estudio se dice, efectivamente, que el 16,8% de los encuestados mantiene o ha mantenido una relación de pareja con alguien conocido en Internet. Vaya por Dios, ninguna de las dos frases utilizadas al comienzo del reportaje era correcta.
Con todo, los propios autores del estudio advierten: "esta encuesta no responde a los requisitos del muestro probabilístico, donde todos los individuos del colectivo bajo estudio tienen una probabilidad conocida de ser incluidos en la muestra". En lenguaje común: que no se puede garantizar que los que responden sean un grupo representativo del total de los usuarios de Internet.
Pero estas aclaraciones aparecen al final de la segunda página del texto donde se explica el método del estudio, antes de dar paso a las tablas. ¿Es demasiado pedir que el periodista se lea esas dos páginas?
Comentarios hasta el 26-12-09
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