10 de octubre de 2005

De las muestras pequeñas, apártame Señor

Me entero gracias a Salvatierra de Barros de que El País publica hoy algunos datos de un estudio sobre violencia escolar, con un titular muy mal escogido: "Los inmigrantes padecen más violencia escolar que la que ejercen, según un estudio".

Resulta que una encuesta a 800 estudiantes de ESO del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia ha encontrado que un 2,3% de los estudiantes son víctimas de acoso escolar, un 14,5% son víctimas de agresiones (físicas o emocionales), concepto que no me queda claramente diferenciado del de abuso, y un 7,6% reconoce que ellos mismos agreden a sus compañeros.

La encuesta también ha "averiguado", al parecer, lo que dice el titular y se repite en el texto:
Los escolares inmigrantes sufren en mucha mayor medida que la que la ejercen la violencia en las aulas. El responsable del Centro Reina Sofía para el estudio de la Violencia, José Sanmartín, destaca que es falso el tópico que apunta que ser inmigrante es un factor de riesgo de comportamiento agresivo en el colegio.
Puede ser cierto, o no. Pero no lo podemos saber con una encuesta hecha a 800 estudiantes de ESO, ya que de entre ellos sólo serán inmigrantes unos pocos. Sin ir a las cifras del ministerio (si alguien las tiene, puede puntualizar en los comentarios), el otro día criticábamos aquí una noticia del ABC (por otro motivo) que daba el dato medio de todo el sistema educativo no universitario: 6,5% de estudiantes inmigrantes. Entiendo que las proporciones serán menores en los cursos relativamente más altos, como los de la ESO, pero vamos a dejarlo ahí. Si en la muestra de 800 alumnos hubiera un 6,5% de inmigrantes, serían unos 52.

Es prácticamente imposible decir nada serio comparando una muestra de 748 casos con otra de 52 casos, especialmente cuando los fenómenos analizados tienen porcentajes tan bajos. Suponiendo que entre los inmigrantes encontráramos todos los fenómenos estudiados con las mismas proporciones que entre el conjunto de la población, debería haber 1 que sufriera acoso escolar; 8 que fueran víctimas de agresiones; y 4 que declararan que ellos mismos agreden a sus compañeros. No hace falta saber estadística para comprender que se pueden dar oscilaciones considerables en torno a esas cifras sin que podamos estar seguros de que no se deben a otra cosa que no sea el puro azar.

A menos que las diferencias sean gigantescas (y entonces nos lo hubieran contado), el método utilizado simplemente no nos permite hacer comparaciones válidas entre el conjunto de los estudiantes y una submuestra tan pequeña.

Todos los indicios apuntan a una rueda de prensa en la que un investigador ha dejado caer un dato poco sólido y un periodista que ha picado y ha convertido precisamente ese dato de poco valor, pero "vistoso" en titular.

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