25 de febrero de 2014

Desigualdad salarial (2): ¡No es por el mismo trabajo!

En la entrada anterior del blog he contado cómo la semana pasada muchos medios reprodujeron una cuenta mal hecha de la UGT en un informe publicado por la central sindical para llamar la atención sobre la desigualdad, o brecha salarial que hay en España entre hombres y mujeres. Esa brecha, de 5.900 euros al año, equivale al 23 % del sueldo de los hombres, o al 29,8 % del sueldo de las mujeres (son datos que provienen de la Encuesta de Estructura Salarial del INE, resumida aquí).

Ahora bien, el problema con este tipo de estadísticas es que aunque se calculen y se cuenten bien, se suelen entender mal, como he contado otras veces en Malaprensa. Me explico: esas estadísticas que hemos mencionado simplemente comparan el salario medio de todos los hombres y de todas las mujeres ocupados. La diferencia de salarios, por tanto, es el resultado conjunto de todas las diferencias entre los trabajos de hombres y mujeres: diferencias en la distribución en diferentes sectores, entre jornadas a tiempo completo y tiempo parcial, en su edad, su experiencia laboral, su formación, el tamaño de la empresa, el puesto concreto que ocupan...

Lo dice el propio INE en su nota de prensa: "La diferencia entre la remuneración de hombres y mujeres se reduce si se consideran situaciones similares respecto a variables como ocupación, tipo de jornada o contrato, entre otras." Por su parte, el informe de UGT, aunque no diga nunca explícitamente que las cifras globales se refieren a personas que hacen el mismo trabajo tampoco hace ningún esfuerzo por aclarar que no es así, e incluso al hablar de un grupo concreto sugiere precisamente que sí estamos hablando de personas que hacen el mismo trabajo:
Las mujeres con elevada formación académica, que se dedican a actividades profesionales, científicas y técnicas, por realizar un trabajo de igual valor que sus compañeros hombres reciben un 30 % menos de salario. [Negritas añadidas]
Es una interpretación incorrecta de los datos del INE, que solo dice que si se comparan los sueldos medios de hombres y mujeres en la "sección de actividad" denominada así ("actividades profesionales, científicas y técnicas"), la diferencia de sueldos anuales es de un 30%. Pero esa comparación está hecha, como las demás del informe, entre todos los hombres y mujeres que se incluyen en el grupo, sin tener en cuenta ninguna otra posible diferencia entre ellos.  Por ello, decir que "realizan un trabajo de igual valor" está completamente falto de apoyo empírico. Por ejemplo, esa "sección de actividad", que no incluye, pese a su nombre, todas las actividades profesionales, científicas o técnicas, comprende cosas variadas como servicios jurídicos, de arquitectura, ingeniería, gestión empresarial, veterinarios... Y a través de la EPA podemos ver que hombres y mujeres no están distribuidos por igual en esos subgrupos. Posiblemente al menos una parte de ese 30% se explique porque, por ejemplo, los servicios de ingeniería tienen salarios más altos que los de contabilidad, y la presencia en ambos subgrupos de hombres y mujeres es muy diferente.

En fin, que entre lo que no se dice, y lo que se sugiere, mucha gente entiende mal estos datos. Y así, ya algunas de las noticias que contaron el informe de UGT incluyeron la idea de que se comparaba a personas que hacían el mismo trabajo.
Y luego la rueda de comentarios, análisis y reacciones políticas a este tipo de noticias confirma que se entienden mal. Véanse:
  • La coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), Estefanía Martín Palop denunció que las andaluzas cobran un 22,8 por ciento menos que sus compañeros desempeñando un mismo puesto de trabajo y con una misma formación académica, según Europa Press.
  • Según la web del PSOE su vicesecretaria general y candidata al Parlamento Europeo afirma que las mujeres con trabajo sufren una enorme “brecha salarial”, es decir, “que por el mismo trabajo, tienen salarios más bajos que los hombres”. 
  • En esa línea, el PSOE ha registrado en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley, instando al Gobierno a reforzar las actuaciones de las inspecciones de trabajo y de Seguridad Social para garantizar la igualdad salarial entre mujeres y hombres. 
  • Y en su Conferencia Política de noviembre pasado el PSOE propuso una "ley de igualdad salarial", que se justificaba porque, según Concepción Causapie, "el problema fundamental es que [las mujeres] reciben menos dinero por realizar el mismo trabajo".
  • La periodista Julia Navarro escribe todo un artículo basado en la premisa errónea, y denunciando la "infamia" de que las mujeres cobren un 23% menos por el mismo trabajo.
Como puede ver cualquiera que lea con atención las estadísticas del INE, sus datos no miden esto. No hablan del mismo trabajo, ni de personas con la misma educación, experiencia, etc... Hablan de salarios medios, de todos los hombres y mujeres, o en su caso de todos los de un territorio, o un grupo grande definido por la sección de actividad u otros criterios.

De hecho, por ejemplo, las mujeres están sobrerrepresentadas entre las personas que trabajan a tiempo parcial, y claro, estas cobran menos que las que trabajan a tiempo completo. Y resulta que si miramos el salario por hora, la brecha salarial ya no es del 23% sino del 16,3%. Casi un tercio de la diferencia salarial se explicaría, por tanto, por el número de horas trabajado.

Por todo ello, es perfectamente posible que la inmensa mayoría de las empresas en España paguen igual por igual trabajo a hombres y mujeres, y que eso sea compatible con que el salario medio de las mujeres sea bastante más bajo que el de los hombres, porque ellas no hacen los mismos trabajos que ellos, ni trabajan las mismas horas. Es decir, que podría haber desigualdad salarial sin que hubiera discriminación salarial, o siendo esta bastante pequeña.

En definitiva, sí, hombres y mujeres ganan, como media, sueldos distintos. Pero no sabemos realmente cuánto se debe a discriminación salarial, (personas que haciendo lo mismo cobran distinto), cuánto a discriminación laboral (que a igualdad de condiciones las empresas elijan a hombres para puestos de más sueldo), y cuánto a características de los propios trabajadores, que hacen que haya más o menos hombres y mujeres interesados y capacitados para diferentes trabajos. Si hay menos mujeres con estudios de ingeniería, por volver al ejemplo de arriba, lógicamente habrá menos mujeres con trabajos que requieren esa cualificación, y que están bien pagados. Dentro de los estudios de FP, no es lo mismo un estudio de administrativo, que de mecánica del automóvil, o de peluquería. Cada uno de ellos tiene sueldos distintos, y la proporción en ellos de hombres y  mujeres es diferente.

Naturalmente, a su vez, nos podríamos preguntar por qué hay menos mujeres ingenieras, o mecánicas de automóvil. O por qué en promedio el peso de familia y trabajo es distinto en las prioridades vitales de hombres y mujeres. En qué medida se debe a inclinaciones naturales diferentes y en qué medida se debe a la influencia de la cultura y la educación, de las expectativas creadas en los niños y niñas por la familia, la escuela y en general el entorno social. Es el debate que en inglés se representa con la frase hecha "nature vs nurture", y que en español podemos traducir como "naturaleza frente a educación" o "lo innato frente a lo adquirido".

Esta es una discusión complejísima que está en el centro de los estudios de la antropología, la sociología y la psicología del género. En la radio mencioné un debate entre dos psicólogos de la Universidad de Harvard, Pinker y Spielke, disponible online (en inglés), con el audio, el texto y las presentaciones utilizadas, que se celebró en 2005 a raíz de la polémica que hubo en aquella universidad sobre por qué hay menos mujeres en los puestos de más nivel en las ciencias duras y las ingenierías. Ninguno de los dos profesores creía que la explicación tenga que ver exclusivamente con la naturaleza (nadie sensato lo cree), pero mientras que Pinker creía que la naturaleza sí tiene un peso importante, Spielke defendía que la explicación es exclusivamente cultural. Los dos profesores presentan evidencias fascinantes en apoyo de sus argumentos.

La información sobre la desigualdad salarial, por tanto, es una especie de indicador sintético de la desigualdad laboral entre hombres y mujeres, del resultado final, en términos de remuneración, de la suma de tres factores posibles: la pura discriminación salarial, la discriminación laboral, y las diferencias cognitivas o actitudinales entre hombres y mujeres, que, independientemente de cuál sea su origen, para los empleadores son un dato dado.

Las estadísticas publicadas no permiten discernir bien el peso de esos factores, y la cobertura del tema en los medios suele facilitar la confusión, al no explicar claramente en que no se está comparando sueldos de personas que hacen el mismo trabajo. Pero lógicamente, si no entendemos bien lo que estamos midiendo, y si no nos esforzamos por entender sus causas, tampoco podremos pensar ordenadamente sobre sus posibles remedios.

Desigualdad salarial (1): las cuentas erróneas de UGT

El jueves pasado en El Purgatorio de La Brújula hablé (hablamos) de las cifras de la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, a raíz de las noticias que se habían publicado, difundiendo un informe de UGT que afirmaba que una mujer española asalariada tendría que trabajar, como media, 84 días más al año para ganar lo mismo que un hombre.

La malaprensa en relación con este asunto tiene dos vertientes: por un lado, las cuentas de la UGT están mal, y por otro, la manera de presentar este asunto suele llevar a confusión sobre lo que realmente se está midiendo. Voy a tratar las dos partes en dos entradas diferentes del blog.

Vayamos primero a las cuentas de la UGT, que había calculado que en 2011 (último año con datos) las mujeres asalariadas ganaron un 23% menos que los hombres, por lo que las mujeres tendrían que trabajar 84 días más que los hombres para percibir el mismo salario. Muchos medios llevaron esa cuenta a sus titulares: RTVE, Abc.es, Elmundo.es, Levante, El Heraldo de Aragón, La Sexta, El Periódico, o Antena3, entre otros.

El problema es que UGT ha hecho la cuenta mal, como me advirtió Juan Ignacio Fernández, un lector del blog, al que estoy muy agradecido. Lo que parece que ha hecho UGT es multiplicar el 23%, la brecha salarial entre hombres y mujeres, por 365 días, y eso da precisamente 84 días. Puede ser un poco confuso porque si uno oye hablar de “trabajar 84 días más” puede pensar que se habla de días laborables y no es así, se habla de días naturales.

Pero el problema mayor es que el 23% de brecha salarial está calculado sobre el salario de los hombres, no sobre el de las mujeres. Me explico: el salario medio de los hombres en 2011 fue de 25.668 euros y el de las mujeres 19.768. La diferencia, de 5.900 euros, es el 23% del salario medio de los hombres y el 29,8% del salario medio de las mujeres. Por lo tanto, para calcular cuántos días tardaría una mujer media para ganar los 5.900 euros que le faltan, cobrando su salario diario implícito, habría que multiplicar 365 días no por el 23% sino por el 29,8%. Y eso da 109 días.

Puesto de otra forma: el hombre medio ganó (25.668/365=) 70,32 euros por cada día del año y la mujer media (19.768/365=) 54,15. Si dividimos el salario medio anual de los hombres por el salario medio diario de las mujeres nos salen (25.668/54,15=) 474 días, y por tanto, en efecto, según este modo de razonar, las mujeres tendrían que trabajar 109 días más, o estrictamente hablando, las jornadas laborables equivalentes a 109 días naturales, para ganar lo mismo que un hombre medio gana en un año.

A diferencia de tantas otras situaciones en las que las fuentes de las noticias se equivocan, casualmente (no, claro), a su favor, en este caso la fuente se ha equivocado en su contra, y al hacer mal las cuentas ha debilitado su propio argumento. Lo que no cambia nunca, como vemos en este caso, es que sea a favor de los intereses de la fuente, o sea en su contra, los medios han repetido alegremente la cuenta mal hecha por la fuente de la noticia.

En realidad, la propia idea de que las mujeres trabajen al año más días que los que tiene el año natural para ganar lo mismo que los hombres parece poco intuitiva, porque lógicamente no se pueden trabajar más días. Tal vez UGT podría hacer como la Comisión Europea, que hace también la metáfora de convertir la brecha salarial en días, pero la expresa de otra forma, algo más comprensible, al convertir la brecha salarial, expresada en porcentaje del sueldo medio de los hombres, en un número de días al año que las mujeres "trabajan gratis".

Así, por ejemplo, en España, como la brecha salarial es el 23% del sueldo medio de los hombres, y el 23% de los días del año son 84 días, podría decirse que, con un sueldo de hombre, las mujeres ganarían su sueldo anual en 84 días menos de los que dura el año. O dicho de otra forma, es como si las mujeres trabajaran gratis 84 días al año.

Pero se exprese de una forma o de otra, todas estas cuentas tienen un problema adicional, que es que si no se pone un gran cuidado en subrayar lo que se está midiendo, mucha gente las va a entender mal, pensando que se están comparando personas que hacen el mismo trabajo, cuando no es así. De eso me ocupo en la siguiente entrada del blog.

24 de febrero de 2014

En Bilbao, a 3 de enero de 2013, digo 2014

Todos los eneros, millones de personas, la primera o la segunda vez que escribimos la fecha en un impreso, un cheque, una carta, lo hacemos mal o estamos a punto de hacerlo, al poner, empujados por la fuerza de la costumbre, el número del año que acaba de terminar, en lugar del recién comenzado.

Lo normal es que esas erratas sean inmediatamente identificadas y corregidas. Y desde luego, lo que es más raro es que a finales de febrero la gente se siga confundiendo con la fecha. En la sección de Bolsa del diario El Mundo, sin embargo, aún no han corregido los encabezamientos de algunas de sus tablas, y en la columna que se refiere a la rentabilidad de las acciones desde el 31 de diciembre escriben "RENTA. 2013". Vean un fragmento de la página del pasado viernes:



Las cifras que aparecen debajo, sin embargo, como es de esperar, se refieren a la rentabilidad de las acciones en lo que va de 2014, es decir, desde el 31 de diciembre de 2013.

Como me dice Pablo, que me alerta del error (gracias):
Se ve que o no miran o no leen, o no lo sé...es una de esos errores que no son puntuales y de gran importancia, pero si continuos y de no tanta importancia. ¿Qué pesa más? Es el periódico de información general con la segunda mayor difusión de España. Tiene sus jefes de sección, sus propios lectores que trabajan en el periódico...me cuesta trabajo entender estas cosas.
Pablo me cuenta además que ha escrito a El Mundo, a uno de los emails de contacto que el propio medio facilita, pero que no le han hecho ningún caso. Imagino que el contenido de estas tablas está tan automatizado que no hay nadie que las revise a diario. Aún así, choca que un error tan tonto sobreviva tanto tiempo. Con o sin aviso de los lectores, alguien debería haberlo corregido hace ya tiempo.

19 de febrero de 2014

¡Qué bien se come en Vitoria! ¡Y qué gran equipo la Real Sociedad!

Este título se me ha ocurrido, evocando el viejo chiste de Eugenio (-"Soy de Rusia, de la Estepa", -"Ah, muy buenos los polvorones") para comentar la noticia el publireportaje de La Razón sobre el que me ha alertado un fiel lector de Bilbao, Carlos Alonso (@calonsonet).

Resulta que en el suplemento A Tu Salud del pasado domingo 16 publicaron un reportaje publirreportaje, a doble página, titulado "Vitoria a bocados", sobre los pintxos que se comen en esa ciudad.


Aparte de que el título no fuera muy original, la página web GasteizHoy.com (de la que he tomado la imagen) descubrió algo llamativo: la enorme foto (la mitad del espacio, prácticamente), sin pie ni atribución (esperemos que no sea "pirateada"), que ilustraba la noticia no era de ningún bar de Vitoria. De hecho, corresponde a la taberna Ormazabal de la calle 31 de Agosto San Sebastián.

Se podría argumentar que no se puede afear a un redactor de La Razón, presumiblemente en Madrid, que no se conozca todos los bares de la parte antigua de Vitoria, como los autores de GasteizHoy.com. Pero esta excusa plantea dos problemas.

Primero, La Razón ha debido de tomar la foto de alguna base de datos o servicio de fotografías para medios. ¿No estaba bien identificada? Carlos Alonso ha descubierto la foto en la base de datos de Getty Images, donde está perfectamente identificada y localizada correctamente. Como no sé cómo funcionan estos contratos, tal vez haya otras bases de datos que también disponen de la misma imagen, y que no la tenían adecuadamente etiquetada.

Aun si fuera así, hay un segundo problema: vean lo que aparece en la esquina superior izquierda de la foto, en las vitrinas:



¡¡Una bufanda de la Real Sociedad!! Típico de Vitoria, claro.

Vamos, que ni han mirado las etiquetas identificativas, ni tampoco han examinado con mucha atención la enorme foto con la que adornan un trabajo publicado en un fin de semana, se supone que planificado y elaborado con algo más de tiempo que las noticias aceleradísimas del día a día. Gran trabajo.

14 de febrero de 2014

Van menos estudiantes a la universidad... y ¡qué poco les cunde!

Dice hoy El País en la portada de su edición nacional que en los dos últimos años el número de estudiantes universitarios ha descendido un 7%:




Ya en páginas interiores encontramos alguna precisión adicional (aquí la versión online):
Los estudiantes universitarios de grado y máster se han reducido en los últimos dos cursos en un 7%, según los datos del Ministerio de Educación. Las facultades españolas han perdido estos dos cursos 25.389 alumnos, después de tres años de tendencia creciente.
La previsión del Gobierno sobre alumnos universitarios de grado (las antiguas licenciaturas y diplomaturas) para este curso 2013-2014 es de 1.438.115, ... lo que supone un descenso total en los dos cursos de un 1,2%...
En el caso de los másteres, tras el graduado, el descenso es más acusado. Los estudiantes de máster han pasado de 115.834 en el curso 2011-2012 a 109.113 en este curso 2013-2014, casi un 6% menos. 
Y aquí está el gráfico con los mismos datos:


¿Van viendo que hay un problema? Si los estudiantes de grado han disminuido un 1,2% y los de máster un 5,8%, la suma de todos ellos no puede haber disminuido un 7%. A menos que una periodista, que seguramente sí fue a la universidad, crea que esos dos porcentajes ¡¡¡se deben sumar!!!

En realidad, claro, sin hacer ningún cálculo, sabemos que el porcentaje de descenso del número total de estudiantes tiene que ser una cifra en algún punto intermedio entre la de los grados y los másteres. Y como hay muchos más alumnos de grado que de máster, estos pesan más en el total, y el porcentaje de disminución estará mucho más cerca del de los grados que del de los máster. Y en efecto, cuando hacemos las cuentas, vemos que sumando los alumnos de ambos tipos de estudios se ha pasado de 1.572.617 a 1.547.228, es decir, un 1,6% menos. Un dato mucho más cercano al -1,2% (en realidad, bien redondeado, -1,3%) que al -5,8%.

En fin, ya no sabe uno qué decir.

11 de febrero de 2014

Falsa noticia, falsa foto

Actualización importante: lean el final del texto. Tal vez me equivoqué al juzgar que la noticia es falsa.

Un lector habitual (gracias, Carlos), me manda un enlace a esta noticia del periódico bilbaíno Deia:

Supuestamente, el Ministerio de Interior habría prohibido disfrazarse de Guardia Civil, aunque fuera con una imitación del uniforme, sin pedir la autorización por escrito al director general del cuerpo.

Naturalmente, no es así, porque el artículo citado en la noticia, perteneciente a esta orden, se refiere solo, precisamente, al uso del uniforme reglamentario, y sus distintos elementos, no a imitaciones del mismo. Vamos, que usted puede disfrazarse de Guardia Civil en carnaval, lo que no puede es pedirle prestado el uniforme a su amigo el guardia para hacerlo.

Por otra parte, claro, si alguien se vistiera con algo similar a un uniforme reglamentario, y se intentara hacer pasar por miembro de la Guardia Civil estaría violando otras normas legales, como el art. 402 del Código Penal (usurpación de funciones públicas) u otros.

Para redondear la chapuza de la noticia, Deia la ilustra con esta foto (atentos al pie):



Se trata de un uniforme de Guardia Civil bien peculiar. ¿Tal vez de alguna unidad de acción subacuática y salvamento? En realidad no, claro. Si se mira atentamente se ve que los símbolos de la Guardia Civil sobre la tela y los tricornios han sido añadidos torpemente con Photoshop. Las mujeres son en realidad modelos que trabajan para Itaipava, una marca de cerveza brasileña, y participaron en un acto de promoción en una competición de automovolismo. Aquí están con la misma vestimenta, y sin el logo de la Guardia Civil (fuente):



En fin, como les decía, el texto es falso y la ilustración también. Una pieza de colección.

Actualización: Un comentario me llama la atención sobre el final del punto 1.5. de la normativa, que dice, literalmente,
"5. Fuera de lo regulado en esta norma, no podrá usarse el uniforme de la Guardia Civil, alguna de sus prendas u otras que puedan dar lugar a confusión."

Es dudoso si eso quiere decir que se prohíben los disfraces. Yo diría que en situaciones que no den lugar a confusión, como un carnaval, no se puede invocar esa norma. Pero el texto es, si me permiten la broma, confuso.

Actualización (2): Según La Voz de Galicia, los portavoces de la propia Guardia Civil han subrayado que el reglamento se refiere al uniforme oficial, y que un disfraz comprado en una tienda sigue siendo legítimo (entiendo que siempre que no de lugar a confusión, según el art.1.5).