31 de mayo de 2004

Era inevitable

(La pista para este texto viene de esta página de Magonia, blog que no conocía y encontré accidentalmente.)

El viernes pasado se estrenó la película El día de mañana, basada en la idea de un cambio súbito de clima que produce innumerables catástrofes. Los propios autores, en la promoción de la película, dicen que está libremente y exageradamente inspirada en los riesgos del calentamiento global.
Era de temer que con motivo de este estreno se publicaran artículos de "divulgación" que en lugar de aclarar las cosas las confundieran. De los que yo he visto, la perla es un artículo publicado el 23 de mayo en El Semanal, el suplemento dominical con mayor difusión en España (se entrega con ABC, El Correo Español y otros muchos periódicos), que empieza así:
"Mientras medio mundo puede asfixiarse de calor con el calentamiento global, el
otro medio corre el riesgo de morirse de frío. Es el argumento de una
nueva película, El día de mañana, pero también el pronóstico de un informe secreto del Pentágono."
Más adelante, tras salpicar el texto de varias sugerencias conspiratorias, se refería a "la Administración Bush, responsable de una cuarta parte de la emisión mundial de gases invernadero". Resulta que los que emiten esos gases no son los consumidores y productores, sino la administración. Quizá el periodista piensa que la Casa Blanca es como una central térmica a lo bestia, con grandes chimeneas. Pensándolo bien, se hace difícil imaginar cómo se puede vivir en Washington, si el gobierno allí situado emite nada menos que la cuarta parte de los gases de efecto invernadero. Debe ser como vivir en un garaje con el motor de un coche encendido.
En fin, pero volvamos al Pentágono: resulta que la administración Bush "se las está teniendo que ver con el propio Pentágono. Éste asegura en un informe que el cambio climático es un problema de «seguridad nacional» que exige una «respuesta inmediata»."
Y sigue (siento citar tanto):
"Dicho documento, silenciado por las autoridades, pero recogido en algunos medios de comunicación, arroja datos escalofriantes. Afirma que en el año 2020 algunas ciudades europeas, como Amsterdam, ya estarán anegadas, que el paisaje británico se asemejará mucho al de Siberia, que en el hemisferio sur la temperatura subirá una media de tres grados y que "el desorden y el conflicto [generados por las nefastas consecuencias económicas de la alteración climática] podrían convertirse en endémicos";. ¿Excesivo? Quizá, pero entre sus autores figuran nombres ligados a organismos con fama de cautos. Por ejemplo, Andrew Marshall, consejero militar del Gobierno estadounidense durante las pasadas tres décadas, o Peter Schwartz, consultor de la CIA. Estos y otros ilustres personajes se han decidido a sacar a la luz el informe después de que la Administración Bush lo haya tenido medio año durmiendo en el fondo de un cajón."
Pone los pelos de punta, ¿verdad? Pues relájense, porque no es para tanto. Una pequeña investigación sobre el tema en Internet permite averiguar las siguientes cosas:
1. El informe "secreto" fue supuestamente desvelado el 22 de febrero por The Observer, que es algo así como la versión dominical del Guardian, periódico británico de orientación más bien izquierdista.
2. El informe, que ya había sido divulgado por Fortune un tiempo antes, no es "del Pentágono", sino para el Pentágono. La diferencia es muy importante, y se relaciona con el punto siguiente.
3. El informe es un ejercicio de simulación de escenarios, en el que los autores, a petición del Pentágono, imaginan "qué pasaría si...". Parece que este tipo de informes son muy habituales, y sirven al Pentágono para elaborar estrategias de todo tipo. En este caso se trataba de pensar en escenarios posibles en relación con el cambio climático.
4. Los autores, directivos de una empresa llamada Global Business Network, no son científicos del clima sino consultores de negocios y del gobierno, expertos en "imaginar futuros". Su trabajo consistió en imaginar las posibles consecuencias de un cambio más extremo y más rápido que los considerados más probables por los climatólogos.
5. Para más información, el propio informe está disponible en la red. En su primera página hay un recuadro con el título "Imaginando lo impensable", que explica que el escenario considerado no es el más probable, sino simplemente "posible".
6. Todo esto se sabe desde muy poco después de la publicación del supuesto secreto en el Observer. Véase lo que dice uno de los autores en el San Francisco Chronicle el 25 de febrero: "the report is 'not a suppressed secret report, it is not a prediction of imminent (doom). ... They got it all wrong.'" [El informe no es 'un informe secreto escondido, no es una predicción de catástrofe inminente... Lo han entendido todo mal.']
¿Cómo es posible que tres meses después El Semanal informe de esta historia y no se entere de los desmentidos de los autores? ¿Cuántas fuentes ha consultado el autor de la noticia en El Semanal antes de publicar su texto?

Comentarios hasta el 26-12-09

Repito lo que dije alguna vez. ¿Los periodistas españoles saben teclear la palabra "google"? (desisto de que sepan pronunciarla). Todos sabemos que Google es una andadera, es decir, una ayuda para echar a andar o para no caerse una vez en camino, y que no equivale a investigar, pero, qué menos que echar un vistazo con Google antes de ponerse (perdón por repetirme) a regurgitar el último informe o la última nota de prensa.

De todos modos, además de la "vaguería" de los periodistas, también hay que tener en cuenta su "ideología", más o menos coherente. Es decir, a mi me da la impresión de que predomina en ellos, sobre todo en los que escriben sobre ecología, una visión del mundo afín, demasiado afín, a la de la letanía ecologista que denuncia Lomborg. De esta manera, ni se preocupan en investigar todas aquellas "informaciones" que encajan con su manera de ver las cosas. Es decir, tienen unas estupendas orejeras--como las de los periodistas que informan sobre Irak, que sólo se fijan (y hacen bien, por lo grave) en Abu Ghraib y en las bombas que se ponen en algunos lugares, y no en la vida cotidiana, relativamente calma dentro de lo que cabe, de la gran mayor parte del país.

Im-presionante. En el artículo he leído además que algunos esfuerzos que se realizan para reducir la emisión de CO2 son "sorprendentes", y que como consecuencia de uno de los procesos "al CO2 resultante le dan sepultura". ¡Jopé, que expeditivos! Vamos, que no me he caido de espaldas de la sorpresa porque estaba bien agarrado. Y encima con la ansiedad de no saber si antes le han pegado al CO2 un par de balazos, lo han estrangulado, o como ha sido...

A.M.A. Le habrán asfixiado con monóxido de carbono...

El informe (que no aparece en tu enlace) esta siendo tomado muy en serio en el entorno diplomatico. a mi me ha llegado por un funcionario de la seccion de la OSCE que se dedica al medioambiente, y me consta de forma directa que se toma muy en serio, pese a la veracidad de lo que recoges.
La hipótesis es la siguiente, y como verás es de sentido común. Las corrientes marinas actuan como termostato del planeta, y están condicionadas por varios aspectos, entre ellos, aparte de la geografía, la temperatura del agua, su salinidad, acidez... Las hipótesis es que SI las condiciones antes enumeradas llevan a rebasar un punto crítico, el efecto sera un cambio en las corrientes marinas que implicará, por ejemplo que a Europa no llegue agua procedente de los trópicos (y que es responsable del un clima mucho mas agradable que el que disfrutan en la costa este americana en las mismas latitudes). Este cambio, de producirse, no lo hará de forma gradual, sino abrupta, lo mismo que al darle a un interruptor. Enfin, como es muy alarmante lo he comentado con algun científico y, por desgracia, they don´t got it all wrong, lo que sucede es que, si acontece, será la ley del más fuerte y los gobiernos poco o nada podrán hace.

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