7 de marzo de 2006

Mis problemas con el Pulsómetro

Como todos sabrán la cadena SER difunde cada lunes los resultados de una encuesta sobre temas políticos y sociales elaborada por el Instituto OPINA, denominada Pulsómetro. Se trata de una encuesta con muestra representativa, telefónica, hecha a 1.000 personas cada semana, y por tanto con margen de error de +/- 3,1% (ficha técnica). Es un ejercicio en principio perfectamente correcto de ir realizando un "pulso" a las opiniones de la sociedad española sobre temas variados.

Pero en la práctica ese ejericicio tiene algunas sombras (que son, por cierto, similares en otras encuestas periódicamente realizadas por medios de comunicación). La primera y más importante es que el margen de error es sistemáticamente ignorado cuando se presentan los datos a los oyentes. Un margen de error del 3,1% con un nivel de confianza del 95,5% quiere decir que si se hicieran miles de encuestas con ese tamaño muestral, en el 95,5% de ellas el dato obtenido no se desviaría del dato realmente existente en la población más ni menos del 3,1%.

Por tanto, si en la población hubiera, por ejemplo, un 40% de gente con intención de votar al PSOE, y el mismo día y a la misma hora se hicieran dos encuestas con el mismo número de encuestados, y el mismo procedimiento, sería perfectamente posible que en una encuesta saliera, por ejemplo, el 38% y en otra el 42%. Ambos datos serían "normales", no extraordinarios, sino previsibles.

En consecuencia, también, si con dos semanas de diferencia (o dos años) se hacen dos encuestas, y una da un resultado del 41% y otra, digamos, del 42%, no tenemos ni idea de si ese cambio es reflejo de un verdadero cambio en la sociedad o es simplemente producto del azar.

Y sin embargo, se cuentan los resultados como si esa diferencia significara algo, como si hubiera un cambio real, constatado y seguro en la sociedad. Y se ponen todos a discutir si son las palabras del ministro tal, o el acuerdo cual, o el comunicado de ETA tal otro la "causa" del cambio. ¿De qué cambio?

Lo lamento mucho por los periodistas, pero un cambio de un punto, o de dos, entre dos encuestas con margen de error 3,1% no significa NADA. Niente. Ezer ez. Nothing. Pas de rien. Ya sé que el programa (o las páginas) hay que llenarlas, y que se gastan ustedes un pastón en la encuesta. Pero no engañen a sus oyentes.

Este problema se complica aún más con otro en el que no había caido hasta ayer (y fíjense que estoy entrenado). Los pulsómetros tienen, cada quince días, un "tablero fijo" en el que se pregunta por intención de voto, que acompaña a una parte variable, una serie de preguntas que van cambiando según la actualidad de cada momento. Y aquí viene una pregunta que puede parecer intrascendente: ¿en qué orden se hacen esas dos partes de la encuesta?

Mi experiencia es que en general en las encuestas de opinión política tienden a ponerse al final las preguntas más delicadas (¿a qué partido votará usted?), para ir creando una relación de confianza, que el encuestado vea que el cuestionario quiere saber su opinión sobre cosas diversas, y sólo una más de entre ellas es su intención de voto. Normalmente, a esa altura de la encuesta, el encuestado responde o no, pero no se enfada ni interrumpe la encuesta, con lo que se tiene una encuesta respondida y válida.

¿Y qué importancia tiene en qué orden se hagan las preguntas? Muchísima. Todo el mundo que hace encuestas lo sabe (otro día les contaré un ejemplo precioso de la Guerra Fría que uso en mis presentaciones). No es lo mismo preguntar la intención de voto después de "obligarle" al encuestado, mediante preguntas anteriores, a pensar en aspectos de la realidad favorables al gobierno, que hacerlo después de hablar de asuntos que son neutros, o de aspectos que le son desfavorables. Fíjense que no se trata de que la encuesta adoctrine. Se trata simplemente de que el propio hecho de hacer preguntas sobre un tema refresca en la mente del encuestado ciertos asuntos, los activa, por así decirlo.

Y así, nos encontramos con que en el pulsómetro de ayer, el PSOE aumenta su distancia respecto al PP hasta cinco puntos, por primera vez en años. Pero ¿cuáles eran las preguntas de la parte variable del Pulsómetro? Estas:
1 El PP celebra este fin de semana una convención para renovar “proyectos e ideas”, según Mariano Rajoy. ¿Cree que el PP necesita esta renovación?
2. ¿Cree que será capaz de hacerlo?
3. ¿Cree que el PP, manteniendo a Acebes o Zaplana en la dirección del partido le va a ser más fácil o más difícil su renovación?
4. ¿Cómo ve ahora mismo al PP: como un partido de centro moderado, de centro-derecha o de derecha?
5. ¿Cree usted que el PP se ha radicalizado o cree que se ha moderado en los últimos meses?
6. ¿Cree usted que Rajoy está en condiciones de poder ganar las próximas elecciones generales?
7. ¿Qué líder y por consiguiente candidato a la presidencia del Gobierno le gustaría a usted que tuviera el PP?
Ummmm. Me gustaría muchísimo saber si estas preguntas se hicieron antes de preguntar por la intención de voto. Si así fuera, los cinco puntos de ventaja del PSOE al PP (que de por sí, teniendo en cuenta el margen de error, significan poquillo), habría que atribuirlos más bien a estas preguntas que a otra cosa. Y en general, los "cambios de humor" quincenales que mide el Pulsómetro habría que ponerlos (aún más) en cuarentena, si regularmente los "tableros fijos" van al final de un cuestionario cambiante sobre cuestiones de actualidad.

Lamento estropear el show. Pero es que las encuestas, que son muy valiosas, tienen también sus límites.

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