Les tengo que contar una buena noticia. Un periodista que leía Malaprensa me escribió para decirme que le gustaba lo que leía, que él estaba metido en el mundo de la formación para periodistas, y que creía que yo tenía algo interesante que ofrecer.
Me pidió una propuesta de seminario. Se la mandé. La pasó a varios medios y algunos de ellos han dicho que sí (todo ello, por cierto, por e-mail: ni siquiera hemos hablado por teléfono). Hoy he dado mi primer seminario a una audiencia joven y receptiva, aunque un par de horas dan sólo para apuntar unos cuantos problemas y resolver unas cuantas dudas. El año que viene hablaré en al menos otros dos medios.
Esto tiene dos vertientes. La primera, digamos, blogosférica. Va a resultar que escribir un blog puede ser más que un pasatiempo entretenido. Puede tener consecuencias en el "mundo real". Parece que es posible que un outsider total puede lanzarse a escribir un blog, y que haya alguien a quien le guste lo suficiente como para contratarle y pagarle para que hable de ello.
La segunda vertiente, malaprensística: al menos algunos periodistas y algunos directivos de medios son conscientes de que tienen cosas que mejorar. Y tienen la suficiente apertura de miras como para invitar a un intruso un poco respondón como yo para que les cuente su visión crítica de el producto que ofrecen. No es poco.
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