Sin novedad

Una vez más, lo repetiremos: casi todos los medios de comunicación españoles incumplen groseramente su trato con sus lectores, oyentes o espectadores, y se abstienen de ofrecer una estimación sobre cuántas personas asistieron a la manifestación de ayer.

¿Se imaginan que un periódico dijera, respecto a un accidente de tráfico: no nos consta si hubo 3 ó 21 muertos? ¿Y que lo dejara así para siempre, sin más clarificación ni precisión en días posteriores? Esto es lo que han hecho, sin pudor, casi todos nuestros medios, una vez más, hoy.

Las excepciones son de dos tipos. El País hace su propia estimación, explicada, con superficies y densidades. Es el único que me merece respeto, independientemente de que pueda haber alguna discusión sobre los datos precisos.

Otros, como La Razón, se adhieren sin más a las descabelladas cifras de la Comunidad de Madrid. La muestra de que son descabelladas es simple. Los 2.125.000 asistentes de la Comunidad, a 4 personas por metro kilómetro cuadrado (y esa es una densidad muy alta para mantenerse en toda una gran manifestación, y no sólo en las zonas más compactas) ocuparían 531.000 metros cuadrados, o 53,1 hectáreas. O sea, esto:



Que contrasta con la superficie máxima que la manifestación ocupó, incluso en las estimaciones más generosas (132.000 metros, que como máximo admitirían unas 520.000 personas, y que no fueron ocupadas simultáneamente, como se ve en El Manifestómetro):


Lo de siempre, desgraciadamente.

Actualización (12-3): En realidad, sí que había novedad, como han señalado varios lectores en los comentarios, ya que Elmundo.es sí que ha hecho un cálculo propio, basándose en imágenes y datos de El Manifestómetro. Según ellos hubo unas 260.000 personas, menos que las calculadas por la Delegación del Gobierno o por El País. El recuento sigue perfectamente accesible en la página de Elmundo.es, y encabeza la sección de Gráficos, que a su vez tiene un enlace en todas las páginas del periódico. Lo que no se explica es cómo casa esto con que el propio periódico, en su versión de papel, se quede con la clásica guerra de cifras.

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