28 de mayo de 2020

¿Podemos ser como Corea del Sur?(1): Debemos, al menos, intentarlo

Nota preliminar: Lo que viene a continuación no es un texto típico de este blog, comentando errores periodísticos. Es un miniensayo que escribo simplemente como ciudadano preocupado por lo que está pasando y tratando de aportar un punto de vista distinto sobre los retos a los que nos enfrentamos. Para eso sirve a veces tener un blog personal. Tómenlo como una carta al director extensa, que uno tiene el privilegio de autopublicar.
Ahora bien, asumo que aunque soy alguien medianamente informado, consumidor asiduo de gráficos y tablas, lector de artículos y ensayos online, ocasionalmente de artículos científicos, no tengo formación especialmente cualificada para hablar de medicina o epidemiología. Por lo tanto, aunque doy algunas respuestas, mi pretensión es, sobre todo, empujar a quien me lea a que se hagan preguntas, y ayudar a que se formen su propio juicio lectores más listos, más formados, más influyentes o con más tiempo y capacidad para pensar y escribir sobre todo esto. Si les parece que todo lo que digo es poco más que un desvarío de cuñado, siento haberles hecho perder el tiempo. Si no es así, y este texto les parece relevante, agradezco que lo difundan y por supuesto estaré interesado en sus comentarios, a los que trataré de responder.  El texto parte del caso español, pero creo que muchos de los razonamientos valen para buena de los países europeos.


¿No estamos siendo demasiado pesimistas?

El punto de arranque de este texto es mi sensación de que al hablar de cómo serán los próximos meses, algunas previsiones que se manejan son demasiado pesimistas. El ejemplo más claro, y más cercano a mi mundo profesional, es el de la educación. Las noticias dan por hecho que en septiembre no se podrá dar clase en condiciones normales. Algunas universidades del Reino Unido y Estados Unidos han anunciado ya que no habrá clases presenciales. En otras esferas de la vida social y económica se mandan mensajes similares, de que no habrá normalidad en otoño, o ni siquiera el año que viene. Algunos dan a entender que hasta que haya una vacuna o una cura la normalidad es imposible. Todo depende de cómo definamos "normalidad", claro, a lo que volveré más tarde, pero a mí, cuando oigo todo esto, lo que me viene a la cabeza es el recuerdo de la evolución de los casos en España. Se recogen en el gráfico 1.

Gráfico 1


Dicho en palabras, y en la versión simple, que más adelante complicaré: los casos confirmados diarios (media de siete días) pasaron de 0 a 7.900 casos entre mediados de febrero y el fin de marzo (45 días). Desde entonces hasta el 24 de mayo (55 días), han bajado de 7.900 a 320 casos.1 ¿No deberíamos aspirar a que en los tres meses largos que quedan hasta el comienzo del curso hayamos conseguido reducir esas cifras hasta niveles lo suficientemente bajos como para poder hacer una vida cercana a la normalidad?

Para ver si es posible hacerlo nos podemos inspirar, paradójicamente, en las trayectorias de los países más exitosos en el control de la epidemia, entre los que destaca, como es sabido, Corea del Sur. Veamos en el gráfico siguiente la evolución de algunos de ellos.

Gráfico 2

En sus peores momentos, estos tres países tenían entre 8 y 15 casos confirmados por millón de habitantes al día. Un mes después de ese pico, todos ellos habían bajado de los 2 casos por millón, y en ese mismo plazo o algo más tarde todos estaban ya en el entorno de los 0,5 casos por millón.

En el gráfico 3 se compara la situación de dos de esos países ejemplares con la nuestra y la de Italia.

Gráfico 3

El contraste es gigantesco, obviamente, y tiene poca discusión que lo hemos hecho extraordinariamente peor. Mientras Corea del Sur no pasó de 12 casos diarios por millón de habitantes, y Australia apenas pasó de 15, Italia llegó a 93, y España a 169.

Pero mi interés no es, en este momento, mirar al pasado, sino al futuro. Si se fijan en los datos de los últimos días, verán que los valores recientes en España o Italia no están tan lejos de los valores máximos alcanzados en Corea del Sur o Australia. Veámoslo mejor en el gráfico 4, centrado en el último mes, al que he añadido algunos otros países europeos, de entre los que lo hemos hecho mal, y a los que se puede extender el argumento que les propongo.

Gráfico 4


Hacia el 25 de mayo el número diario de casos confirmados por millón de habitantes en España (12,7), Italia (10,5), Francia (5,5), o Países Bajos (10,3) es inferior o solo algo superior a los máximos de Australia y Corea del Sur. Bélgica y el Reino Unido no están ahí todavía, pero dada su trayectoria descendente podrían aspirar a tener valores similares en pocas semanas.2

Son números de casos realmente comparables, porque aunque es verdad que el número de casos confirmados puede ser engañoso, al depender del número de tests que se realizan, y que algunos países europeos (nosotros también, de nuevo) estuvo en ese tema muy rezagado respecto a los países más exitosos, el número de tests por habitante, o por caso positivo, que se hacían en Corea o en Australia, en las fechas en las que tuvieron el pico de la epidemia, y los que se hacen actualmente en los países europeos, es perfectamente comparable, como se ve en esta tabla:



Tests diarios (media 7 días)

7 días desde elNúmeroPor 1.000 habitantesPor caso positivo
Corea del Sur28-feb.11.1390,24718,7
Australia29-mar.10.8260,42534,9
Francia29-abr.16.6250,25519,1
España8-may.40.7960,87338,1
Países Bajos14-may.4.4890,26224,8
Italia17-may.62.5721,0391,8
Para Corea del Sur y Australia se toman los datos de las fechas en las que tenían más casos confirmados. Para los demás países se toma el periodo de 7 días más reciente con datos sobre tests. Fuente: Elaboración propia con datos de Our World in Data (https://ourworldindata.org/coronavirus).

La pregunta es, entonces, si Australia o Corea del Sur pudieron bajar, en un mes, de 12 o 15 casos por millón a 2 o menos, ¿por qué no pueden los países europeos que tienen ahora tasas parecidas aspirar a conseguir algo semejante en los tres próximos meses?

En las próximas entradas del blog explicaré por qué creo que, aunque con dificultades, y sin ninguna garantía de éxito, debemos, en cualquier caso, intentarlo.

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1 Los bandazos y discontinuidades en las series de datos publicadas en España sobre la pandemia dan motivos para la desconfianza. No obstante, creo que los argumentos que hago aquí se mantienen en líneas generales incluso incorporando un amplio margen de error a los datos españoles.
2 La comparación en el número de casos entre países con regímenes muy distintos de realización de tests es problemática. Hablaré de ello con más cuidado en una entrada posterior.

3 comentarios:

  1. Aunque en algunos países es evidente que tomaron medidas mucho antes y eso les ha ayudado a tener mejores cifras, no creo que se pueda afirmar necesariamente que X país o comunidad lo ha hecho mejor o peor que otros únicamente en función de su número de contagiados/muertos. Por lo menos hasta que estudios serios nos permitan discernir si hay otras causas de la variabilidad: distintas cepas del virus, genética de la población, características demográficas, climáticas u otras circunstancias que pudieron haber favorecido los contagios...

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  2. Otro factor: el número de focos de contagio. Otro: lo pronto que se implantaron medidas. Otro: medidas para eliminar la picaresca en la cuerentena.

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