El artículo empieza hablando de dos o tres negocios de Bilbao, de una reunión profesional organizada en el palacio de congresos Euskalduna, por la empresa L'Oreal, para acabar su introducción con estas frases:
Bien porque a la gente le gusta cuidarse y porque aún hay muchos empresarios que ven El Dorado en este sector, los negocios de imagen personal viven una nueva edad de oro en Vizcaya.¿Qué bien, no? Pues no, porque sólo unas líneas más abajo dice esto otro:
Y, sin embargo, los empresarios viven en una encrucijada. La situación, «verdaderamente dramática», amenaza ruina para muchos comercios.Caramba, pues vaya edad de oro más rara. Parece que con la edad de oro se refería sólo al número de negocios, cuyo aumento trepidante explica así:
Sólo en lo que llevamos de año el número de peluquerías -2009- ha crecido más de un 10%- y los salones de belleza -810- se «han multiplicado por 30», asegura Manuel Perales, presidente de la Asociación de Imagen Personal de Bizkaia (IPB).No hay que saber nada del tema para que se enciendan las luces rojas al leer que los salones de belleza se han multiplicado por 30 en un año. Naturalmente, no ha sido así: en un recuadro (que aparece online sin los datos de este año), se dice que los salones de belleza han pasado de 788 a 810. Es decir, un aumento del 2,79 por ciento. Redondeando, un tres. El salto a "se han multiplicado por 30" es un misterio. La única pista (lejana) que se me ocurre es que desde 2007 (había 603 salones) hasta ahora, el aumento ha sido de algo más del 30% (34%).
Otra expresión curiosa, para describir la mala situación del sector:
La situación, «verdaderamente dramática», amenaza ruina para muchos comercios. El 88% de la mitad de los locales homologados trabaja «al 50% de su capacidad productiva.El 88% de la mitad ¿es el 44%? ¿O es el 88% los establecimientos homologados, que a su vez son el 50% del total? Difícil saberlo.
No sólo los números no se entienden. La lógica elemental falla también:
Para Perales, los problemas que sufre el gremio no son nuevos. Se remontan, al menos, a hace «ya diez años». Si no se arreglan, «será tarde» y, entonces, advierte, «no habrá solución».Claro, si los problemas no se arreglan, es que no se han solucionado. Luego viene esta perla, que por las frases posteriores, se ve que es una errata, pero que no deja de ser divertida:
Las primeras alarmas ya han saltado. Por primera vez en muchos años, el sector genera empleo.Parece que se ha olvidado el no en la segunda frase, porque luego dice que algunas empresas están despidiendo.
En fín, que para un artículo tan prominente no hubiera venido mal un repasillo antes de publicarlo.
Consideración separada merece el tono general del artículo, que está escrito únicamente desde la perspectiva de los empresarios del sector, lamentándose porque la competencia ha hecho bajar los precios y reducir sus beneficios, al tiempo que aumenta el número de empresas, y de puestos de trabajo. Pues vaya, eso es justamente lo que esperamos que suceda en mercados con libre competencia, pocas barreras de entrada, y libertad de precios: precios más bajos, más volumen total de facturación, y menos porcentaje de beneficios.
Todo ello son en general buenas noticias para el resto de la población. La perspectiva de los consumidores (o las consumidoras), que según se dice pagaban en 1982 3.200 pesetas por un corte de pelo (unos 16 euros) y que ahora,
Jojojojo! Pocas veces le habrás podido dar un repaso así a un artículo. Qué chapuza...
ResponderEliminarDe 1982 hasta ahora son 29 años, no 20. Y en el 82 me parecen muchas pesetas para un corte de pelo.
ResponderEliminarCierto, no son 20 sino casi 30. Lo de los precios no me atrevo a discutirlo, claro.
ResponderEliminarNo sería el precio medio, como tampoco lo es ahora el de 10 euros. Probablemente se han buscado precios extremos (alto entonces, bajo ahora) para exagerar el efecto.