Los viejos lectores de Malaprensa casi pueden saltarse esta entrada, porque no van a encontrar nada nuevo. Pero para los que llevan menos tiempo por aquí, me parece obligado hacer una entrada para repetir algo que ya hemos dicho muchas veces (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7).
Ese algo es muy sencillo: calcular cuánta gente asiste aproximadamente a una manifestación está tirado. Para hacerlo hacen falta cuatro pasos:
1. Estimar los límites del espacio ocupado por una manifestación
2. Calcular la superficie de ese espacio (en metros cuadrados)
3. Estimar la densidad de la manifestación (en personas por metro cuadrado)
4. Multiplicar la superficie (en metros cuadrados) por la densidad (en personas por metro cuadrado)
El punto 1 no tien más dificultad que ir y mirarlo. Eso sí, hace falta poner los medios, que consisten simplemente en que dos ó tres personas, a lo sumo cuatro, vayan a diferentes puntos de la manifestación y comprueben, por un lado, la hora de paso de la cabecera y el final por diferentes puntos (para estimar la longitud en el momento máximo) y por otro lado observen si, por las calles laterales hay personas que intentan incorporarse a la manifestación, ocupando calles adyacentes. Esas mismas personas pueden hacer una estimación, global, o por tramos, de la densidad aproximada.
En un ejercicio de periodismo ciudadano, esto es lo que vienen haciendo desde hace un par de años un grupo de bloggers que se juntaron para crear el Manifestómetro. En cada manifestación importante que se celebra en Madrid, van para allá, hacen fotos de los diferentes puntos, y estiman la superficie ocupada. Lo han vuelto a hacer ayer.
Podrán ver, por sus textos, que los autores no intentan ir de neutrales: expresan sus opiniones, hacen bromas, ironizan, y se meten con quien les parece. En este caso, no ocultan que no simpatizan mucho con los convocantes de la manifestación.
Pero lo importante es que muestran que se puede separar información de opinión, ya que sacan muchas fotos y las cuelgan en su página, lo que permite ver, por ejemplo, que las calles adyacentes estaban vacías. Y también es de reseñar que en manifestaciones de orientación totalmente distinta (como las de la vivienda) han hecho reportajes igualmente cuidadosos, que han mostrado la escasa asistencia a las mismas.
Resuelto el punto 1, los demás son coser y cantar. El punto 2 es hoy día extremadamente sencillo gracias a varios programas gratuitos, disponibles en Internet, como SigPac, del Ministerio de Agricultura, o Google Planimeter. Por ese último sistema, los autores del Manifestómetro calcularon ayer que la superficie de la manifestación fue de aproximadamente 35.000 metros cuadrados.
El punto 3 es complicado, si se quiere mucha precisión, pero en realidad no es necesaria. Simplemente se puede hacer una horquilla. Para una manifestación "compacta" como la de ayer, se puede decir que había entre 3 y 4 personas por metro cuadrado, lo que permite decir que habría entre 105.000 y 140.000 asistentes. Es una horquilla "amplia", pero incomparablemente más pequeña que la horquilla que andan manejando algunos medios (y pone en evidencia que es imposible que allí hubiera 1,3 millones de personas, como pretende el gobierno autonómico y ciertos medios digitales repiten acríticamente).
Fíjense que, en definitiva, todo el problema se reduce al punto 1, ya que el 3 se puede hacer por aproximación (a través de fotos de agencias se puede decidir si la manifestación fue más bien compacta (3-4 personas por metro cuadrado) o esponjosa (2 -3 personas por metro cuadrado)).
Entonces, la cuestión es: ¿si es tan fácil hacerlo, por qué no lo hacen rutinariamente todos los medios? ¿Por qué nos vuelven a contar, como hoy, tantos medios (20 minutos, Abc, El Mundo (€)), la milonga de la guerra de cifras, cuando está en su mano resolverla? ¿Por qué se escaquean de su trabajo? ¿Por qué sólo El País (€) hace esto que está el alcance de todos?
Se me ocurren varias respuestas, y todas ellas malas: negligencia, pereza, falta de respeto a los lectores, racanería, partidismo...
La menos mala (pero no sé si la más probable) es la falta de medios. Alguna vez me han contado en un periódico regional que como sólo tenían un periodista disponible para ir a una manifestación, pues claro, que no podían hacer la medición que yo proponía.
Quizá pueda valer para pequeñas manifestaciones locales. Pero en las grandes manifestaciones en Madrid sospecho que debe de haber varias grandes agencias sacando y enviando decenas de fotos a los periódicos. Bastaría con que las agencias sacaran deliberadamente fotografías del comienzo, el final, y los laterales, con la hora exacta, de forma que los periódicos que reciben esas fotos pudieran estimar la superficie. Por otro lado, la policía suele destinar un helicóptero (que pagamos entre todos) a sobrevolar estos actos (y utiliza sus imágenes para hacer su propia estimación). ¿Qué impide que la policía mande el video, o unas imágenes del mismo, con sus horas, a todos los medios? ¿Cómo es posible que eso no sea ya una rutina establecida? Se me escapa.
Finalmente, ahora que los medios buscan la manera de hacerse participativos, podrían aprovechar la colaboración de sus lectores: ¿por qué no pedir, antes de las grandes manifestaciones, a los asistentes, y a los que viven en casas con ventanas sobre el recorrido y las calles laterales, que saquen fotos, con hora sobreimpresa, y las manden al periódico? Bastaría un voluntario por manzana del recorrido y calles adyacentes para conseguir un reportaje fotográfico muy preciso.
En fin, que una vez más la mayoría de los medios venden mercancía averiada a sus lectores. Y luego se quejarán de que la gente deje de comprarlos.
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