Concretamente, a quien mandé al Purgatorio fue a José Luis Gallego, colaborador del programa Julia en la Onda, también en Onda Cero, que la semana anterior había comentado esa noticia en su sección del programa. Tienen aquí el audio (minuto 14 en adelante, hasta el 18:43 aproximadamente).
Mis argumentos para mandarle al Purgatorio eran los siguientes (pueden oír toda mi intervención aquí, ):
1. Gallego dice que la investigación de la que se habla se ha publicado en la revista Nature, que es una de las revistas más importantes en ciencias. Pero la investigación no salió en Nature sino en otra revista académica, Ecology Letters. Es también muy prestigiosa: aparece en el puesto 108 del ranking de citas que se usa habitualmente (entre más de 8.000) y en el puesto número 2 entre las revistas del áreas de Ecología (entre 140). Por lo tanto, una revista muy seria, y muy respetada, pero no es Nature.
2. También dice que según el artículo la población de aves en Europa ha disminuido un 40%. En realidad en el artículo no se da un porcentaje, sólo cifras absolutas: los ejemplares desaparecidos serían unos 420 millones. La población antes de esa disminución era de 2.063 millones, y habría bajado ahora hasta los 1.640 millones. Los 420 millones perdidos son, por tanto, no el 40% sino justamente la mitad, el 20%.
3. En su sección, Gallego habló varias veces de especies que estaban “desapareciendo”, y concretamente del gorrión, pero en el artículo no se menciona ninguna especie común que haya pasado a estar en peligro de extinción. Se dice que son precisamente las especies más comunes las que más ejemplares han perdido, pero están lejos del peligro de extinción.
4. También se dijo varias veces que la pérdida de aves significa una pérdida de biodiversidad. Pero en realidad, mientras no haya ninguna especie en peligro de extinción, la biodiversidad no disminuye. De hecho, en el artículo se destacaba, aunque Gallego no lo mencionó, que mientras las aves más comunes están decayendo, las menos habituales estarían viviendo, en este mismo periodo, un resurgir. Lo más probable es que esto sea, precisamente, por las políticas de conservación de la biodiversidad, que estarían teniendo éxito. Y en ese punto añadí: "De manera que si las especies en riesgo de extinción aumentan sus poblaciones, aunque las más comunes disminuyan algo, porque disminuyen en torno al 20%, no al 40%, pues la biodiversidad no está en peligro, ni empeorando, en Europa, en este campo, en este aspecto, no estamos hablando de otras muchas cosas, de plantas, de insectos, o qué sé yo.... En este campo no está disminuyendo. En todo caso la biodiversidad estaría mejorando."
Al terminar mi sección, Carlos Alsina dijo explícitamente algo que en realidad debería darse siempre por supuesto, que es que si José Luis Gallego lo deseaba podía ejercer su derecho de réplica en el programa.
Al parecer, Gallego no oyó el Purgatorio, pero alguien le alertó de que se había hablado de él, y de su intervención. Y a las once de la noche (unas dos horas después del programa) publicó esto en su cuenta de Twitter:
Compañeros de @BrujulaOndaCero me alertan que hoy he sido difamado en el programa. Hubiera sido hermoso tener derecho a réplica. Que pena
— Jose Luis Gallego (@ecogallego) noviembre 13, 2014
Es un texto, a mi juicio, imprudente, por basarse en algo que no había oído, e injusto doblemente, por decir que había sido difamado, y por quejarse de no tener derecho a réplica, expresamente ofrecida.Al día siguiente, el viernes pasado, Gallego dio una respuesta a mi sección, mucho más templada que su reacción inicial en Twitter, que pueden oír aquí. Para hacerlo se trajo a un invitado, Pedro Cáceres, a quien presentó como un experto. Yo supuse, dado el tema de discusión, que era un científico (biólogo o similar), pero es también un periodista, como Gallego, especializado en temas ambientales.
Con la ayuda de Cáceres, Gallego confirmó que en efecto la revista no era Nature, sino Ecology Letters, y que la disminución de población, en el estudio de la revista, no era del 40%, como él dijo, sino del 20%. La confusión sobre el 40% habría venido porque sus propias cuentas (las de Gallego) basadas en datos de otros estudios, y más bien sobre España, sí le habrían dado un dato medio de disminución del 40%. Incluso dio las gracias a La Brújula por haberle permitido rectificar esos errores. Yo también agradezco el cambio de tono de "me habéis difamado" a "gracias por permitirme corregir errores". No hubiera estado demás corregir también esa acusación de difamación expresamente, en la radio o en Twitter.
Donde sí mantuvo Gallego su discrepancia conmigo, de nuevo apoyándose en Cáceres, fue en el tema del balance final del artículo (mi punto 4 más arriba), sobre si hay o no disminución de la biodiversidad. Lo que pasa es que su crítica, en lugar de centrarse en lo que decía el artículo, o en lo que yo dije, se desvió a la cuestión general de si en el mundo ha disminuido o no la biodiversidad. Obviamente, eso es así, y yo no lo discutía.
Y sin embargo, hablando con verdaderos expertos en estos temas (profesores de mi universidad e investigadores del CSIC) he descubierto que efectivamente, Gallego podría haberme criticado, con cierta razón, porque con los datos de ese artículo, no se puede decir alegremente, como yo hice, ni siquiera que la biodiversidad de las aves en Europa en los últimos treinta años haya aumentado. Eso se podría decir sólo utilizando un cierto indicador de biodiversidad, entre especies, y que tiene en cuenta el número de ejemplares de cada una (como el índice de Simpson), a escala continental. Pero ese tipo de índices raramente se usan a esa escala continental. Y en realidad la biodiversidad es un concepto que se puede medir a muchas escalas (en un ecosistema, en una región, en un país, o en un continente) y en diferentes niveles (a nivel genético, o de especies o de ecosistemas), y por tanto, con los datos del artículo de Ecology Letters, se podría argumentar también que la biodiversidad disminuye.
Lo que sí que es cierto, y es donde yo debería haberme quedado, es que en el artículo no se menciona para nada, en las conclusiones, que la biodiversidad haya disminuido o aumentado. Lo que se dice precisamente es que, más allá de que algunas especies en peligro se estén recuperando, la disminución importante de la población de las especies más frecuentes es preocupante de por sí, y puede tener muchos impactos muy negativos sobre los equilibrios de muchos ecosistemas. No hace falta reformular el problema en términos de si la biodiversidad disminuye o aumenta para prestarle atención.
En fin, con este texto, y con mi intervención de hoy en el Purgatorio dejo por terminada aquí el debate. Si el asunto les interesa pueden, a través de los enlaces, leer el artículo de la revista, escuchar los fragmentos, y hacerse su propio juicio sobre mis intervenciones y las de Gallego.