El 25 de febrero el periódico El Mundo publicó dos piezas relacionadas, ocupando una página completa, sobre el problema de los accidentes de tráfico causados por personas mayores. La principal, encabezando la página con un gran titular, era esta:
Tráfico falla con los conductores mayores
El subtítulo decía:
No reduce su siniestralidad con la intensidad que había previsto (un 10% en la pasada década). Tampoco se ha modificado el sistema para renovar el carné, el mismo con 65 que con 90 años.La primera parte de la noticia, y el gráfico que la acompañaba, se dedicaba a justificar la primera frase. En 2011 Tráfico presentó una estrategia de seguridad vial hasta 2020, que incluía 13 objetivos. Con datos de 2019 (los de 2020 se ignoraron por la fuerte caída del tráfico debida a los confinamientos), sólo se habían cumplido 4 de los 13. Después se decía esto:
Uno de los que no se ha alcanzado era «recortar en un 10% la siniestralidad de los conductores mayores de 64 años». Eso obligaba a que, en 2019, se hubiese bajado a 185 fallecidos. La cifra real fue de 205, casi los mismos que se habían contabilizado en 2009.La idea quedaba claramente ilustrada con este gráfico:
Todo en orden. La DGT y El Mundo de acuerdo en que la siniestralidad de los mayores no ha bajado como se proponían en la estrategia de seguridad vial. Pero como vio en Twitter mi fidelísimo confidente @juvenal_tw, había un problema importante: la propia noticia incluía un gráfico en el que se veía que el número de conductores de 65 o más años había aumentado en España en esos años mucho más que el número de conductores totales. Este era el gráfico relevante:
Con esas cifras, y las del gráfico anterior, se puede calcular la siniestralidad (fallecidos por millón) del conjunto de los conductores españoles, y de los mayores de 64, en el año 2009 y en el año 2019. Sale esto:
Donde se ve que aunque el número absoluto de fallecidos entre los conductores mayores de 64 apenas ha variado, la siniestralidad, es decir el número de fallecidos en comparación con el número de conductores, ha descendido un 34,1%, que son solo 2,5 puntos menos que lo que ha descendido en el conjunto de los conductores (un 36,6%).
Es decir, que básicamente el titular, y toda la noticia está construida sobre la falacia de comparar la evolución de datos absolutos cuando lo apropiado es comparar tasas. Evidentemente, la evolución en el número total de fallecidos no vale para comparar la siniestralidad entre dos colectivos cuyos efectivos han crecido un 6% (el número total de conductores) y un 53% (el de conductores mayores de 64). Porque como conté hace años en Cuadernos de Periodistas, la verdad suele ser (una cifra) relativa.